Vestido con doble pantalonera, la de arriba de mujer y colores rosa, tres sudaderas empalmadas y para resguardar su rostro adaptó una camiseta, gorra y guantes y aun así el frío se apoderó del migrante que llegó el viernes
Personas en situación de movilidad que llegaron este fin de semana a Ciudad Juárez de centro y Sudamérica, además de encontrarse con una parte del bordo fronterizo custodiado, cuál, si fuera guerra, por parte la Guardia Nacional de Texas, también conocieron temperaturas bajo cero.
“Nunca he sentido tanto frío en toda mi vida, cuando venía en el tren, sentí frío, pero lo que pasa aquí en Juárez, nunca antes lo había sentido, sientes los pies como cuando te das un porrazo en el dedo chiquito, están entumidos como hormigueo, esto es terrible, no se puede dormir, yo me quedé en un cuartito sin ventanas ni calentador y no dormí, mejor espero el sol porque en la noche, no se puede, se cuela la brisa por las cobijas”, comentó José migrante sudamericano.
Vestido con doble pantalonera, la de arriba de mujer y colores rosa, tres sudaderas empalmadas y para resguardar su rostro adaptó una camiseta, gorra y guantes y aun así el frío se apoderó del migrante que llegó el viernes junto con las bajas temperaturas.
“Yo no me he entregado a la Patrulla Fronteriza, porque mis amigos me dijeron que aguante, porque los de allá (agentes norteamericanos), les dijeron que para el 27 nos dejan entrar porque se elimina el Título 42 y ya no van a regresar a venezolanos”, contó el migrante.
Engelbert, es padre de Linda María de 6 años, él ha tratado que toda la travesía sea para su pequeña hija una diversión, como un viaje de vacaciones, sin embargo, este fin de semana conocieron el frío y fue ahí que, decidió vender dulces y pedir dinero en la calle para poder pagar un hotel de 400 pesos por día para su familia.
“Vengo con la voluntad de Dios, dinero no traemos, pero en esta travesía, yo acepto mi responsabilidad de cuidar a mi hija, lo que me toque por ella, hago lo que sea, no iba a dejar que mi hija pasará este frío insoportable, pasamos todos los países, pero aquí el frío cambio todo y más porque vamos a esperar días a ver si nos entregamos a la Patrulla Fronteriza”, dijo el migrante quien junto con su familia se olvidaron este año del espíritu navideño.
Por el momento, sigue pidiendo dinero y vendiendo dulces por las calles cerca al río Bravo, porque tienen miedo que del albergue los envíen nuevamente al sur de México, así que diariamente tendrá que recaudar lo del hotel más el alimento para la pequeña Linda María.
Por el lado del bordo fronterizo estadounidense, la Patrulla Fronteriza sigue recibiendo migrantes de diferentes nacionalidades, han agilizado la manera de recibirlos a través del muro, sin embargo, la línea es interminable, pues a todas horas llegan personas queriendo ingresar a Estados Unidos.