A pesar de que no existe una estrategia sobre el desarrollo y producción de SAF en México, las aerolíneas mexicanas han comenzado a realizar algunos esfuerzos de forma unilateral para comenzar a cumplir con las metas de reducción de emisiones.
México carece de un proyecto para desarrollar y producir combustible sostenible para la aviación o SAF (Sustainable Aviation Fuel) que contribuya a alcanzar las metas del sector aéreo de lograr cero emisiones para el 2050.
Los recortes presupuestales implementados por la administración federal actual provocaron la desaparición del Clúster de Bioturbosina, que era apoyado por el Fondo Sectorial Conacyt-Sener, que estaba enfocado en contribuir al desarrollo de combustibles sostenibles para la aviación.
El país también enfrenta el reto de la falta de plantas que produzcan y refinen SAF, la ausencia de incentivos fiscales y de legislación que facilite la inversión en la producción de este combustible.
El último esfuerzo relevante de México por avanzar en la producción de SAF se dio hace más de una década, con una iniciativa para promover investigaciones en energías renovables y que dio paso a la creación del Clúster de Bioturbosina, que en conjunto con Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), generó algunos lotes de SAF que fueron utilizados en un par de vuelos de Aeroméxico e Interjet.
Según la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), en América Latina actualmente sólo Paraguay, Panamá y Brasil, encabezan algunos esfuerzos en la materia.
En octubre del año pasado, México fue el anfitrión del Seminario Combustibles Sostenibles de Aviación y su importancia en México, en el que participaron expertos nacionales e internacionales, ahí se hizo patente la necesidad de instalar plantas productivas de SAF, pero la conclusión fue que para lograrlo se necesita la colaboración del gobierno y de potenciales inversionistas del sector privado.
Por el tamaño de mercado, que en 2022 fue de 107 millones de pasajeros, México necesitaría contar con, por los menos, cuatro refinerías dedicadas a la generación de SAF, instaladas estratégicamente cerca de aeropuertos como Ciudad de México, Cancún, Guadalajara y Monterrey, según ha planteado la Iniciativa para los Combustibles de Aviación en México (ICSA MX), organización que se formó tras la desaparición del Clúster de Bioturbosina.
La infraestructura tendría que tener capacidad para producir entre 400 y 500 toneladas de combustible al día para cubrir alrededor de las mil 800 toneladas al día de SAF que se necesitarán hacia 2030.
Para lograr ese proyecto, el gobierno de México y la iniciativa privada deberán realizar importantes inversiones que por el momento no se ven en el radar.
Por ejemplo, instalar una planta que produzca y refine SAF requiere inversiones hasta por mil millones de dólares y un tiempo de hasta cinco años para ejecutar el proyecto, según reveló Manuel Macedo, presidente de Honeywell para América Latina durante el último Foro de Líderes de Aerolíneas de ALTA.
Importar el combustible desde otro país tampoco sería la solución pues sería inviable para las aerolíneas en términos de costos y dificultades logísticas.