
La directora española Carla Simón, ganadora del Oso de Oro del Festival de Berlín con su anterior película Alcarràs, continúa explorando su pasado familiar y “el de toda una generación” que en los 80 perdió a muchos seres queridos por el sida y la drogas en su nuevo filme Romería, que se rueda este verano.
EL largometraje cuenta la historia de Marina, una joven que intenta reconstruir un relato “coherente” de su padre biológico, al que nunca conoció, así como de la historia de amor que tuvo con su madre.
Se trata de una historia “personal”, que aunque es algo autobiográfica, la realizadora reconoce que está “muy ficcionada”.
Más de un centenar de personas trabajan desde el pasado 2 de agosto rodando diferentes escenas en la ciudad de Vigo y sus alrededores, en el norte de España.
“He ido pasando aquí algunas temporadas y escribiendo mucho a raíz de los sitios. Para mí es un poco la particularidad de este proyecto en relación a otros, en los que no siempre escribes pensando en las localizaciones. En este caso son muy importantes”, explicó Simón en un encuentro con los medios.
La relación de la cineasta con Vigo se remonta a su pasado familiar, puesto que a pesar de que ella es de Cataluña (noreste de España) -como también lo era su madre-, su padre proviene de Vigo, ciudad en la que en los años 80 los progenitores de Simón se conocieron.