
Las semifinales del Mundial de Qatar 2022 entre Francia y Marruecos tienen un fuerte componente social, por la conexión de la inmigración entre países y, por extensión, entre continentes. La selección francesa está formada en su mayoría por jugadores con raíces africanas, mientras que la mitad de la selección marroquí ha nacido en Europa.
La mayor parte de los jugadores de la selección francesa tienen vínculos de sangre con África, conservan la doble nacionalidad heredada de sus padres o directamente han nacido allí. Eduardo Camavinga, jugador del Real Madrid, nació en Angola de padres de República del Congo, refugiados allí hasta que pudieron emigrar a Francia. El portero suplente Steve Mandada también nació lejos de Francia, en la República Democrática del Congo, como sus padres. Del país centroafricano también son los padres del defensa francés Axel Disasi y el delantero Randal Kolo Muani, y los de Christopher Nkunku, descartado antes del Mundial.
De padre y madre africanos son también Youssouf Fofana (Malí), Ibrahima Konaté (Malí), Dayot Upamecano (Guinea-Bissau), el madridista Aurélien Tchouameni (Camerún), el barcelonista Ousmane Dembélé (padre de Malí y madre de Senegal y Mauritania) y la estrella mundial Kylian Mbappé (padre de Camerún y madre de Argelia).
El Balón de Oro Karim Benzemá, que abandonó la concentración por lesión antes de empezar el Mundial, es de padre argelino y madre argelina nacida en Francia. El defensa del Barcelona Jules Koundé es de padre de Benín y madre francesa. La madre de William Saliba es de Camerún y su padre es libanés de origen francés. El padre de Mattéo Guendouzi es de Marruecos y su madre es francesa. Guendouzi fue tentado por Marruecos, pero, a diferencia de otros compatriotas, prefirió representar a su país de nacimiento, Francia.