
La Suprema Corte de Justicia, con ocho votos a favor y tres en contra, decidió revisar en pleno una reforma constitucional que afecta directamente a sus integrantes. La reforma al Poder Judicial será analizada por los ministros para determinar si viola la autonomía del poder judicial.
Se trata de un triunfo para los jueces que enviaron a la presidenta de la Corte, Norma Piña, pues se abre una ligera esperanza de que aún una batalla antes de que los cargos de jueces, magistrados y ministros sean designados a quienes los ganen en urnas, una de las reformas que Andrés Manuel López Obrador impulsó al final de su mandato.
La discusión dejó ver algunos momentos civilizados, pero no por ello menos duros, sobre esas extrañas semanas en la que algunos ministros salieron a las calles para sumarse a las manifestaciones a favor y en contra de la modificación a la Constitución mexicana y la naturaleza del Poder Judicial. En algunos de ellos era evidente sus deseos de debatir esto a fondo, aún cuando la sesión del pleno de ayer sólo hubiese sido convocada para saber si una queja de los jueces detractores de la reforma judicial debía ser recibida o no.
Lo que se hizo evidente es que, incluso aunque tuvieran la intención final de votar contra la intención de revertir la reforma constitucional, había ministros que sí deseaban discutir un tema que marca un antes y un después para el Poder Judicial. Es muy factible que de esos ocho votos que optaron por darle entrada a la discusión sobre la reforma judicial haya al final algunos que expongan argumentos sobre los riesgos que se vienen encima, pero que opten por no enmendar la plana al Congreso de la Unión.
Ha sido el día especial para la ministra más cercana a la 4T (o que forma parte de ella). Lenia Batres ha estado más claridosa que nunca. Ha sido puntillosa al analizar el proyecto de acuerdo al decir que en él se busca dar curso a la petición de los jueces y magistrados inconformes con la reforma judicial ya aprobada por el Congreso de la Unión y validada por los legislativos estatales.
Irreconocible en cuanto a la claridez y fluidez de sus argumentos, hizo la exposición más larga contra la entrada de la queja y señaló, uno a uno, lo escabroso que resultaba que la Corte tratara de enmendarle la plana al Legislativo federal y los congresos estatales.
El Poder Judicial no puede otorgarse a sí mismo un puesto por encima del Legislativo, señaló.