Un espacio de encuentro y de historias detrás

Chihuahua.- El Parque Lerdo es sin duda uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad, con mucha historia detrás, que solía ser punto muy importante para eventos, que ha sobrevivido al paso del tiempo gracias al cuidado de los vecinos y algunas autoridades, sin embargo se encuentra muy lejos de aquellos años cuando era centro de atracción para los chihuahuenses.

Fue en 1868 cuando inició la transformación de la alameda Santa Rita en el parque público, edificado bajo la dirección del ingeniero don Pedro Ignacio Irigoyen, inaugurándose el 16 de septiembre de 1869 con el nombre de “Paseo El Porvenir”.

Posteriormente se le dio una nueva organización, y se colocó un kiosco en la glorieta central en 1894 y un año después se conoció con el nombre actual de Parque Lerdo de Tejada, en honor del licenciado don Sebastián Lerdo de Tejada. En 1897, a iniciativa de la Sociedad Mutualista «Benito Juárez», fueron instaladas las bancas de hierro fundido, que se colocaron también en el camellón frente a la Quinta Gameros. En el siglo XIX, bancas similares se colocaron en las plazas más emblemáticas de la ciudad como la Plaza de Armas y la Plaza Hidalgo, en donde actualmente se conservan. Las bancas ostentan en el respaldo cuatro medallones con escenas que aluden al ciclo agrícola de siembra, cosecha y recolección.

El 16 de septiembre de 1899 se inauguraron los arcos de piedra de las esquinas, los cuales fueron construidos por el ingeniero don Enrique Esperón. A finales del siglo XIX y primeras décadas del XX se colocaron las farolas metálicas que aún se ubican en el parque y que fueron elaboradas en la Escuela de Artes y Oficios de Chihuahua, farolas con igual diseño se ubicaban en el camellón central del Paseo Bolívar y en la plaza Manuel Ojinaga.

En la actualidad, sus arcos siguen en pie y reciben mantenimiento con las técnicas adecuadas para la mejor conservación y protección de los mismos.

Es considerado uno de los más bellos por la variedad de árboles y plantas, muchos con más de 30 años. Es el único con tres accesos o arcos de cantera de la época colonial, tiene 51 lámparas de estilo antiguo de hierro forjado que funcionan, hay 44 bancas y el kiosco principal.

Además, cuenta con un fragmento del acueducto de Chihuahua, algunas fuentes, por lo que lo hace único en su tipo por la cantidad de muestra arquitectónica que tiene. Además la Biblioteca Municipal No 1, que mantiene un estilo de décadas atrás y en funcionamiento.

La superficie de 23 mil 109 metros cuadrados componen desde el Paseo Bolívar hasta la avenida Ocampo y la calle que los divide es la calle Sexta, que forman un triángulo isósceles. También cuenta con una salida pequeña hacia la estación del Sistema de Transporte Público “Bowí”, donde está el monumento erguido al Libertador Simón Bolívar que fue dado por la República de Venezuela al pueblo de Chihuahua en 1956, que en cuya base hay cierto deterioro y algunas de las letras de bronce faltantes.

Antes de la pandemia de coronavirus (Covid-19), había cierto desdén evidente, menos actividades y muy lejos de aquellos llamados años mozos, en que había mucha fiesta, se reunían miles de chihuahuenses y hasta era atracción turística.

Algunas usuarios frecuentes han comentado que sería bueno que la autoridades retomaran varias acciones de antaño o aprovecharan este espacio para convocar a más gente a asistir tanto en la mañana, tarde y en la noche, que en esta zona era muy concurrida por los restaurantes, cafés, antros y bares, pero a raíz de la contingencia, muchos negocios cerraron.

El cambio de semáforo epidemiológico a color amarillo, permitió que aumente la afluencia de personas como el uso de espacios, sin embargo aún tiene cierto abandono a pesar de que se han tenido limpieza y mantenimiento por parte de la Administración Municipal.